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AZCA, ¿REGRESO AL FUTURO?


Trabajé en AZCA algunos años. En Torre Picasso primero y en el edificio Sollube, después. AZCA en grupoVida de oficinista urbanita, metro apretado, el mismo mendigo a la salida, o Castellana a tope y atención al carril bus, calles negras de entrada al aparcamiento, rutina diaria, comidas de menú, ¿a dónde vamos hoy?, el mismo vendedor de “La Farola”, algún día al Corte Inglés. No miras alrededor. Todo es normal.

Ya no trabajo allí, pero según en qué te ocupes acabas pasando por el sitio, pronto o tarde. Hay demasiadas compañías, está demasiado a mano, es demasiado Madrid de negocios para no acabar pisándolo unas cuantas veces al año. Pero ya no es mi rutina y ahora ya sí miro. Tanto miro que hace tres o cuatro semanas acabé aterrizando en el solar, al pisar mal dos escalones mal pensados en el túnel lateral del Bingo Canoe. Es lo que tiene mirar los techos, aunque sea para reflexionar sobre la cochambre. Afortunadamente mi prehistoria de jugador de hockey me salvó de mayores consecuencias, aunque no así a mi pantalón, pero me hizo fijarme, ahora ya en serio, en cómo está AZCA.

AZCA está, ahí…

azca 1961Este año se cumplen 50 de la aprobación del plan parcial que ordenó su construcción. La mayor manzana de la ciudad -200.000 m2-, centro de negocios, casi medio millón de metros cuadrados de oficinas, algunos de los que han sido edificios emblemáticos de Madrid, comercio abundante, lógico con una concurrencia que dicen es de más de cien mil personas al día. Pero no tiene padre ni madre, ni nadie que le quiera, como diría Machín. Pocos le tienen afecto, no es calle ni es barrio, se va por obligación y el apego es meramente utilitario. Si existe algo como el orgullo urbano, no lo busquen aquí. Un sitio para trabajar, sin más.

Los problemas de AZCA vienen de lejos. Los arquitectos se han cansado de discutir soluciones al urbanismo de la manzana, difícil de partida, con una gradiente ascendente de sureste a noroeste mal resuelta, a base de escalones y rampas y casi todos los edificios alineados con su perímetro. Pocos son los edificios en el interior. Cada edificio busca su calle respectiva y procura ignorar la manzana dándole la espalda. El concurso de 2006 para la mejora de su urbanización se declaró desierto, pese a que había ideas aprovechables. Faltó voluntad, persistencia y coordinación. Todos tiraron la toalla.

Propietarios y usuarios no se han puesto nunca muy, o nada, de acuerdo y el mantenimiento municipal no ha brillado precisamente. Sorprende ver en un espacio que debe ser de los de mayor valor añadido de España, bordillos y jardineras rotos, de plantas ya no hablemos –miren delante de FNAC o El Corte Inglés-, suciedad antigua –observen con un poco de detenimiento la calle Orense-, pasajes oscuros –entren al Gourmet Experience por detrás-, grafittis frente a escaparates de Loewe, pavimentos heterogéneos cuando no destrozados, zonas por las que no te atreves a pasar de noche ni casi de día. La propuesta asociativa como entidad de conservación público-privada, Ayuntamiento con propietarios, que supuso “ConAZCA 2”, dejó de funcionar y está intentando disolverse sin nada que la sustituya. Y para colmo, se ha dejado deteriorar la zona de los llamados “bajos de AZCA”, permitiendo la degradación de bares y discotecas, hoy de más que dudosa reputación, ruidosos y sucios. Un vecino de la calle Orense me definió ese espacio como el “sumidero de Madrid”. Buceen un poco sobre “AZCA” o “Calle Orense” en Internet y verán lo que encuentran. O mejor no.

Así estamos. Y no cabe sino reflexionar dónde deberíamos estar. He trabajado en la City de Londres algunos años y la verdad no se me ocurre pensar que voy a ir y me voy a encontrar por ningún lado este nivel de deterioro, suciedad o inseguridad. La City es el emblema del Londres de negocios. Y del Reino Unido. AZCA lo es de Madrid. Y de España. Y los emblemas, como los escudos, mejor bruñidos.

Así que urge la acción. Y hay muchas oportunidades, y no precisamente sólo defensivas. La respuesta no es –sólo- poner más cámaras de seguridad. Es todo un conjunto que establezca una cooperación fluida entre propietarios de edificios, residentes y usuarios comerciales. Que resuelva definitivamente el mantenimiento –pavimentos, jardineras, pintura- , iluminación y limpieza. Que incorpore nuevas tecnologías de comunicación. Que convierta AZCA en un ejemplo de sostenibilidad y eficiencia energética. Y la parte desmadre nocturno deberá ser puesta en jaque y ordenada, o expulsada. Y en cuanto a la ordenación de la manzana, a seguir pensando. Pero lo esencial es atacar todo lo anterior. Y el Ayuntamiento, aparte de las constricciones que puede suponerle el encaje de este complejo en los presupuestos del distrito de Tetuán, debería asumir que AZCA puede ser tan bandera de Madrid, o más, que las Olimpiadas, sin ir más lejos.

¿Regreso al futuro?

WOF Madrid 2014, Especial AZCA

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FORUM ROMANUM


Downtown Rome

En 1996 me ocupé de organizar unas charlas sobre centros comerciales en Mipim. Le pedí a Mario Losantos del Campo que viniera a contarnos sus ideas sobre el futuro de ese negocio. Se presentó a su charla acompañado por un catedrático de historia antigua, que nos explicó el funcionamiento y desarrollo del foro romano, en el que se llevaban a cabo el comercio y los negocios, se asistía a espectáculos, practicaba deporte, se administraba justicia, se rezaba a los dioses y hasta tenía su lugar el oficio más antiguo… El mixed used de hoy en día, vamos. Mario Losantos era un visionario en el tema de los centros comerciales y lo del foro nos lo quiso mostrar porque era el fundamento de lo que él consideraba natural en el comercio: la mezcla de usos que atrajese público con cualquier motivo, una parte del cual acabaría comprando algo. En eso se había basado su proyecto de “La Gran Manzana” en Alcobendas, que Riofisa había inaugurado un par de años antes. Y por supuesto el éxito de los proyectos de Riofisa ligados a Vialia. Gente, gente, es lo que el comercio quiere.

Yo creo que tenía razón, que la mezcla de usos hace los proyectos más atractivos y si encima la ubicación es urbana hace que sea difícil equivocarse en la viabilidad a largo plazo. En particular la mezcla de comercio y oficinas es una buena cosa, con un comercio satisfecho con la afluencia regular de oficinistas entre semana y unos oficinistas que disfrutan de amplitud de servicios comerciales en su entorno inmediato. La manzana de Azca, con sus defectos, es una buena muestra de la utilidad de esa simbiosis.

De centros mixed use, comercial y oficinas, hay algunos buenos ejemplos en Barcelona, como L’Illa Diagonal –proyecto de Rafael Moneo promovido por la familia Sanahuja-, El Triangle y Barcelona Glóries, proyectos estos ambos de Cirici & Bassó. En Madrid, Moda Shopping –proyecto de Angel Mir promovido por Mapfre Vida- y Gran Vía de Hortaleza son los únicos que yo conozco concebidos desde el principio como de uso mixto. Seguro que algún lector bien informado podrá añadir algún otro ejemplo. Con Castellana 200 veremos qué pasa al final.

Ahora me llega noticia de la inauguración en Francia del centro mixto Polygone Rive Gauche, en Béziers –de fuerte tradición romana- que incluye comercial, oficinas y viviendas. Junto a la estación de tren, me parece un proyecto idóneo para una ciudad pequeña-mediana –Béziers tiene 70.000 habitantes- en la que se quiere disfrutar de un centro comercial y de negocio y dinamizar al tiempo la trama urbana. Ejemplo a seguir. La promotora, Socri, que ya fue premio de la ICSC en 1998 por la remodelación del Polygone Montpellier, incluyendo una calle pública que lo atraviesa, ha demostrado que sabe lo que se hace. Y de paso me vale para felicitar a L35 y a su presidente Jos Galán, que aparte de su buen hacer han demostrado que el esfuerzo en la internacionalización, también en la arquitectura, paga.

Cuando me muestran proyectos de oficinas aislados en ciudades españolas medianas o pequeñas, siempre tuerzo el gesto. El camino de la gente ésta del Polygone de Beziérs me parece el menos arriesgado, el uso mixto es lo más adecuado. El urbanismo debería adaptarse a ello, por cierto.

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